Matar un Ruiseñor, capítulos 13-18

Esta semana ha sido más intensa si cabe. He tenido que hacer verdaderos esfuerzos para no tragarme el libro de una vez.

¿Qué tenemos?

Me parece magistral la manera que Harper Lee tiene de contarnos lo que quiere a través de escenas. Me explico: la noche de Atticus frente a la cárcel. A través del intento de Scout de ser civilizada y bien educada consigue evitar una tragedia, desactiva la marabunta excitada, el grupo deja de estar polarizado (a riesgo de ser pedante, en un grupo polarizado las personas pierden el sentido de responsabilidad individual, todos están protegidos por el grupo y se vuelven anónimos lo que hace que personas que normalmente no se atrevería a cometer actos vandálicos los comentan) y desiste de sus intenciones.

Otro ejemplo soberbio es el juicio. Nos vamos enterando del meollo de la cuestión, de por qué Tom Robison está sentado en el banquillo a través de las preguntas de Atticus y del fiscal, que ahora no me acuerdo cómo se llama.

Por otro lado tenemos a tía Alexandra mostrándonos cómo hay que comportarse cuando uno pertenece a la buena sociedad y a una buena familia. Es gracioso ver la sorpresa de los niños que nunca han estado expuestos a tamaña hipocresía.

Sin embargo, a mi modo de ver lo más importante de estos capítulos es la contraposición entre la nobleza y la cobardía. Por un lado tenemos a Atticus dispuesto a ser linchado física y socialmente por no renunciar a su concepto de justicia y a sus principios, por hacer bien su trabajo. En definitiva, un ejemplo de rectitud. Del otro lado tenemos a Mayella que aunque tiene buenos impulsos a pesar de haber crecido prácticamente salvaje (las latas con geranios, esfuerzo por mantenerse limpia) se deja llevar por su cobardía y está dispuesta a sacrificar la vida de un hombre inocente por miedo a su padre y a las convenciones sociales.

Llegado el caso yo me pregunto, ¿qué tipo de persona soy yo?, ¿qué tipo de persona es cada uno de nosotros?

Lane Cake

Esta es una tarta recurrente en nuestro libro. Miss Maudie promete hacer una para agradecer los actos heroicos de su vecino, salvando sus cosas del fuego y también hace una para darle la bienvenida a tía Alexandra.

Esta tarta la inventó una tal Emma Rylander Lane en el siglo XIX. Ganó un premio con ella y se convirtió en un clásico del sur de EEUU. Por eso tal vez también se le llama Prize Cake.

Nosotros hemos probado un trozo. Nos ha encantado. Es como masticar un trago de whisky... Lo mejor es que la hagáis y ya me contaréis.

He decidido hacer una pequeña versión, para probar, como quien dice, así que si estáis interesados en una gran multitud, tenéis que multiplicar todo por dos.

LANE CAKE
(cuatro porciones)

Ingredientes:

Bizcocho:
  • 100 gr. mantequilla (temperatura ambiente)
  • 200 gr. azúcar
  • 220 gr. harina
  • 1 cucharadita levadura química
  • 125 ml. leche (temp. ambiente)
  • 1/2 cucharadita esencia de vainilla
  • 4 claras

Relleno:

  • 4 yemas
  • 110 gr. azúcar
  • 50 gr. mantequilla pomada (temp. ambiente)
  • 1/2 cucharadita esencia de vainilla
  • 1/2 vaso de vino abundante de whisky (o bourbon, brandy... lo que tengamos a mano)
  • 70 gr. uvas pasas (picadas)
  • 45 gr. coco rallado
  • 65 gr. nueces pacanas picadas

Método:

  1. Enciende el horno a 180ºC.
  2. Tamiza la harina y levadura química en un bol.
  3. Bate la mantequilla y el azúcar hasta que estén cremosos.
  4. Añade harina y leche alternativamente a la mantequilla.
  5. Monta las claras a punto de nieve. Añádelas a la mezcla anterior.
  6. Yo usé un molde pequeño rectangular, porque era ideal para esta cantidad: usad lo que queráis.
  7. Hornear el bizcocho durante 45 min. a una hora.
  1. Vamos con el relleno. Prepara un cazo con agua hirviendo para hacer un baño maría.
  2. Bate las yemas hasta que estén de color amarillo blanco.
  3. Bate la mantequilla con el azúcar en otro bol. Junta todo. Aquí podéis ver cómo queda todo junto y luego cómo se derrite una vez puesto sobre el baño maría.
  4. Añade el licor (cuidado por que de los vapores casi me emborracho...) y bate con las varillas hasta que engorde (el color también cambió a amarillo intenso).
  5. Mientras tanto vamos preparando las uvas, coco rallado y nueces pacanas. Como no tenía nueces usé avellanas.
  6. Aquí tenemos el relleno ya preparado con las pasas. Según la receta que encontré, esta es la mezcla original, sólo con pasas. Pero como ya tenía el coco y las avellanas, se lo puse:
  7. Ya sólo nos queda montar la tarta. Como el bizcocho me quedó un poco perjudicado, decidí quitarle la capa exterior: Luego cortamos el bizcocho en dos partes.
  8. Extendemos el relleno sobre el bizcocho, cerramos y extendemos el resto por fuera. Parece perfecto, ¿no?. Pues no. No me llegó el relleno para cubrir un lateral...
así que casi os aconsejaría hacer un 50% más de relleno...

De todas maneras esta tarta está de miedo. No me extraña que le hayan dado un premio y que se haya convertido en un clásico. Desde luego ha pasado a ser un clásico en nuestra cocina.

Matar un Ruiseñor, capítulos 7-12

Estos cuatro capítulos ha sido muy intensos. Es que, ¡no sé por dónde empezar!

Me encanta la manera de escribir de Harper Lee: es enormemente concisa y plástica. Te sientes ahí, en medio de la escena. Sientes el calor de las llamas, el frío de la noche, la frustración de Jem por no poder seguir comunicándose con Boo, la rabia de Scout con el cursi de Francis, su primo (ya de aquella había niños cursis, si es que está todo inventado), el peligro del perro rabioso, el terror con Ms. Dubose, el asombro en la iglesia de los negros...

Boo, es capítulo a parte. Ya no es ese monstruo de varios metros poco menos que devorador de niños. Ahora es un amigo. Un amigo que regala objetos y cuida de nuestros protagonistas arreglando pantalones y colocando mantas.

Vuelvo a los acontecimientos. Salimos de un susto para entrar en otro. ¿Qué me decís del perro rabioso? Me ha hecho recordar cómo nos gusta "chulearnos" de nuestros padres cuando somos pequeños.

Mientras todos estos sustos se van desarrollando ante nuestros ojos vamos tomando consciencia de por qué Atticus es insultado por alguno de sus vecinos. Lo que parecía una simple historia de un pueblito del sur de Estados Unidos va convirtiéndose en una enredadera con muchas ramas.

Entonces os pregunto: ¿qué destacaríais en primer lugar de estos cuatro capítulos?:
  1. Ms. Dubose
  2. El perro rabioso
  3. La adolescencia de Jem
  4. La iglesia de los negros y su rutina (incluyendo el tema del sermón)
  5. El invierno, el incendio, la manta
  6. El árbol de los regalos
  7. Las navidades con tía Alexandra
  8. ¿Se me olvida algo?

To Kill a Mockingbird / Matar un ruiseñor, 1-6



Bueno, estrictamente hablando, todavía es martes aquí. (Tos, tos…)

Harper Lee establece la escena con una descripción de lo que podría ser cualquier pueblo sureño durante los años ’30, pero que está basado en realidad en su pueblo natal de Monroeville, Alabama (donde se pone en escena una versión de la obra cada primavera). Evoca la languidez del sur profundo y su pobreza eterna. Presenta también la obsesión sureña con la genealogía (eres “recién llegado” si tu familia lleva menos de cinco generaciones en el mismo pueblo) y la historia del Sur, la segregación de las razas y las interacciones entre ellas, y la irrompible jararquía social:

  1. Las familias “buenas” (como los Finch)
  2. Las familias pobres (como los Cunningham)
  3. Las familias “white trash” (término despectivo que se refiere a los blancos sin educación ni cultura ni valores) como los Ewell
  4. Los negros


(Pongo aquí un enlace a una entrevista – escrita en inglés – con tres mujeres blancas de familias prominentes que vivían en el sur profundo en la época de Matar un ruiseñor. Comentan qué implicaba la “familia buena”, los blancos pobres del sur como los Cunningham, sus relaciones con los negros, y lo que se esperaba de las señoritas.)

Lee nos introduce a los personajes principales, cuyos nombres son un poco raros y por eso llaman la atención: Scout (quiere decir exploradora, o una persona que busca), Jem (suena igual que “joya”), Atticus (filósofo, estoico; los niños nunca le dicen papá), y Dill (eneldo –
ni idea de la relevancia… ¿algun@ ratoncill@ quiere aventurar una respuesta?). (Por cierto, se dice que el personaje de Dill se basa en Truman Capote, que pasó todos los veranos con sus primas al lado de la casa de Harper Lee.)

A los niños les fascina la casa de los Radley. Creo que cada generación de niños en cada pueblo tiene su “casa embrujada”. Para nosotros fue una mansión vieja y abandonada, construida un poco antes de la guerra civil (los 1860s). Solemos jugar en las ruinas del invernador (cosa estrictamente prohibida por mi mamá), y pasábamos horas discutiendo si habíamos visto o no a alguien en la ventana de la mansión, y no nos atrevemos poner ni un pie en la casa. Hace pocos años tuve la oportunidad de volver a la mansión, ya convertida en un B&B de lujo, y me enteré de que lo más probable es que sí, habíamos visto a varias personas en la oscuridad de la interior hace tantos años. Es que la mansión queda a unos 10 minutos a pie de la universidad y varios estudiantes la ocupaban, tirando abajo la madera original de las paredes y quemándola durante el invierno y haciendo mucho más daño. Pero ya se ha convertido en un B&B precioso, victoriano… y caro. Vaya casa embrujada…

Con respeto a lo de la escuela, la experiencia de Scout (y de Burris y al parecer de la gran mayoría del primer grado), reafirmada por el hecho de que Atticus y tío Jack no asistieron a la escuela, es que la educación no ocurre entre las paredes de una escuela. En gran parte, tengo que estar de acuerdo. (Y eso que soy académica….)

Matar un Ruiseñor, capítulos 1-6

Lugar Maycomb, Alabama.

Momento histórico: recesión de los años treinta.

La manera de escribir de la autora, Harper Lee, me hace querer meterme en una máquina del tiempo y teletransportarme a ese lugar (sí, ya sé nunca existió), a ese momento para transformarme en Scout.

Debo confesarlo aquí y ahora: tengo envidia de Scout. Yo también quería ser tan inteligente, ¡aprender a leer sola a los cuatro años! Se despierta en mí la nostalgia de la infancia libre, llena de imaginación, jugando en la calle, con Jem y Dill.

Yo quiero ser como Atticus. Él es el padre que quiero ser para mis hijos. Siempre comprensivo, paciente pero firme. Se toma el tiempo de escuchar antes de hablar (o soltar la mano...)

Quiero vivir en Maycomb, con reglas establecidas desde la noche de los tiempos, donde todos se conocen, donde aún existe la cortesía.

Leo estos capítulos y siento el viento caliente del sur en mi rostro. Casi, casi veo las pelotas de polvo rodar por las calles de tierra.

De buenas a primeras, parece esta una novela costumbrista, tranquila, aburrida casi diría, sobre las memorias que una mujer tiene de su infancia, teñidas tal vez de un cierto criticismo sobre la enseñanza pública (¡cómo me he reído!), las sectas religiosas y el autoritarismo, ¿qué hubiera sido de Boo Radley si lo hubieran mandado a su castigo en la escuela lejana? Pienso que la salvación, lejos de su padre, un tirano.

De manera casi imperceptible, la tensión comienza a aumentar: la fascinación de los niños con Boo durante todo el verano, los objetos del árbol, los pantalones de Jem...

Tengo un gran moscardón detrás de la oreja, ¿vosotros?

¿Retomamos Matar un Ruiseñor?

¡Hola a todo el mundo y feliz año!

Con el comienzo del nuevo año he pensado que sería bueno volver a reabrir esta nuestra casa. Veamos si alguien colabora.

Espero escribir un comentario a los seis primeros capítulos el martes que viene. Ya sabéis que vosotros también podéis.

He encontrado varias guías de lecturas para esta novela. La misma se divide en dos partes y 31 capítulos. Os propongo dividirlo en cinco partes:
  1. Cap. 1 al 6
  2. Cap. 7-12
  3. Cap. 13-18
  4. Cap. 19-24
  5. Cap. 25-31
¡Nos vemos la semana que viene!